El Gran Uruguayo

19 11 2009

Llegó en el mercado de invierno, en el último momento, cuando todos esperábamos a Lucas Barrios o  Hernán Crespo. Llegó el último día, en el último momento y procedente de uno de los equipos que cerraban la clasificación de la segunda división. Un currículum nada alentador para la situación por la que pasábamos. Él no tenía la culpa, pero se criticó mucho su fichaje. Mientras unos criticaban el fichaje de un jugador de segunda para salvar al Espanyol, otros lo mirábamos con cierto recelo y expectación.

Pero media temporada después Iván Alonso cerró muchas bocas. Cerró muchas bocas, porque en sólo media temporada se convirtió en el segundo máximo goleador del equipo. Porque se implicó con el equipo y el club desde el primer momento. Porque entendió desde el primer día dónde estaba y quiénes éramos. Porque a día de hoy sigue dando un rendimiento excepcional.

Iván Alonso no es un crack, no es una estrella mediática, pero es un futbolista que llegó en silencio y gracias a su entrega, su profesionalidad y sus goles se ha sabido meter al aficionado en el bolsillo.

En el plano más personal, Ivan es de los jugadores que me gustan: luchadores, profesionales y silenciosos. No soy idólatra, ni me gustan los ídolos. No soporto los futbolistas ídolos y menos los que van de ídolos, por eso me gustan jugadores como Ivan Alonso. Por eso me gustan este tipo de jugadores, como Iván, Pochettino, Xavi o Iniesta y no soporto jugadores como Tamudo, Messi o Raúl.